Haciendo caso al pesado del "Champi", que no callaba con que subiésemos, allá que nos fuimos el día 29, con la intención (o al menos eso pensaba yo) de "desengrasarnos" un poco tras varios días de excesos gastronómicos, como suele ocurrir en estas fechas navideñas. ¡Qué equivocado estaba!.
Componíamos la "expedición" Ginés, Ginés Jr., José, Jesús, Raúl y el que suscribe, mas una veintena de canes.
Llegados a destino sobre las 9:00 horas, y tras los saludos de rigor, nuestros anfitriones nos obsequiaron en la caseta de Alvaro con un contundente almuerzo consistente en fritada de torteta, morcilla y panceta, y chorizo y longaniza a la brasa. El "Festival del Colesterol" quedaba inaugurado oficialmente.
Después de ello, más de uno ya no nos hubiéramos levantado de la mesa, e incluso se llegó a escuchar alguna malévola sugerencia en tal sentido, pero tocaba cazar, así que nos pusimos en marcha.
Resacamos el paco situado justo enfrente del pueblo de Yebra de Basa, llamado "La Gabardiella" (o al menos eso es lo que dice el mapa del Two Nav). Monte bonito y bueno de andar, de pinar con sotobosque de boj, típico del Pirineo. Me encontré muy a gusto pues me recordaba en todo momento a las zonas de Ansó y Canfranc, donde di mis primeros pasos en esto de la caza.
Tras disfrutar de unas cuantas buenas ladras (o "combates", como le gusta decir a Ginés), la cacería concluyó con el abate de dos jabalíes majos, uno por el "local" Michel y otro por el "visitante" Raúl. Y aún debieron escaparse tres o cuatro más. ¿Verdad, José?.
Finalizada la cacería, volvimos a la caseta de Alvaro para dar un nuevo homenaje a los triglicéridos con una exquisita conserva de jabalí, convenientemente regada con vino de la tierra y espumosos nacionales y extranjeros.
Tras recoger parte de los perros que aún faltaban (para no perder la costumbre, quedaban unos cuantos que no "pitaban" por ningún lado), la jornada concluyó con una cena a base de queso, embutidos y unos buenos porrones de vino en ese establecimiento con historia y solera donde los haya en el Serrablo, que no es otro que el bar de los hermanos Santiago y Alfonso ("bébetelo y calla"), para después retirarnos a descansar en la casa amablemente puesta a nuestra disposición por Alvaro.
El viernes dedicamos toda la mañana a una interesantísima ruta "turístico trialera" que partiendo de Yebra atravesó la sierra hasta concluir en Artosilla, ya en tierras de la Guarguera (o lo que es lo mismo, terminando de recoger el par de perros que todavía faltaba, mira que llegan a ser tozudos, aún andaban cazando los muy cabr...). Aunque las pistas eran infernales, el paseo mereció la pena porque nos permitió disfrutar de paisajes soberbios, discurriendo por grandes extensiones de monte totalmente salvaje que hace falta ver para hacerse una idea real. Naturaleza virgen en estado puro.
El encuentro concluyó con una estupenda comida a base de carne a la brasa y ensalada en el extraordinariamente acondicionado "garito" de Michel. Así que allá a las cuatro y media, bien "fartos" y tras la preceptiva fotografía de grupo, emprendimos el viaje de regreso hacia la tierra baja.
Esta breve crónica sólo puede terminar agradeciendo a Javier, Alvaro, Michel, Oscar, Jorge, Frutos, ..... a toda la sociedad de cazadores de Yebra de Basa, el extraordinario trato que recibimos en todos los aspectos. De entrada, el fenomenal ambiente de grupo y camaradería que rezuma esa pequeña cuadrilla no se paga con nada. Algo que hoy por hoy, desgraciadamente, es bastante menos frecuente de encontrar que lo que muchos puedan creer.
¡Hay que ver qué ganas de escopeta tienes, pájaro! Tranquilo, que todo llega en esta vida.
Al final del resaque con Ginés Jr.
Fenomenal ambiente en el segundo acto del "Festival del Colesterol".
Animada tertulia tras la comida del viernes.
Se estaba muy a gusto en el garito de Michel, pero tocaba levantarse pues todavía nos quedaba el viaje de vuelta.
Qué mejor recuerdo que una buena foto de grupo.