Diana a las seis de la mañana, y a las siete ya estoy en el monte. Me pego hasta las once para recuperar un perro. De los otros cinco me conformo con recibir sus posiciones GPS, y saber más o menos donde se encuentran. De cogerlos, nada de nada, tal y como están las pistas. A las diez estuve oyendo desde Casablanca a Baldo y Hendrix que todavía andaban cazando.
Llego a la perrera y almuerzo un poco mientras la gente se va hacia los puestos. Hoy cazamos Os Plans.Saco los tres perros que me quedan (los dos cogidos ayer y el de esta mañana) más la Rigla, que tenía reservada y parece estar ya totalmente recuperada de las heridas de Escalete de hace tres semanas.
Se matan dos jabalíes de lo que saca Ginés entrando alto por la Fuente de Fustero, y se falla otro par. Por mi parte nada que contar. No toco rastro en toda la mañana.
Cuando estamos cargando los remolques a las tres me llaman por teléfono los de Leiza. Han llegado dos perros a la Pardina de Omiste. Una podenca con collar verde (de Pepe) y un anglofrancés que por la descripción que me dan es Hendrix. Me comentan que está pinchado en una pata y que la herida es fea pero el can no corre peligro, así que bajo a la perrera, como rápidamente y me voy por carretera hasta Rasal a recogerlos.
La herida, en efecto, no hace temer por la vida del can, pero por contra no es que sea fea: es feísima. Lleva una colmillada limpia en mitad de la rodilla, que deja al descubierto la articulación. No me gusta nada. Así que me tomo rápidamente el café que amablemente me ofrecen (buena gente estos navarros de Rasal, cazadores y sabueseros de verdad) y salgo disparado.En vez de por la carretera, vuelvo cruzando la sierra por Escalete, para seguir buscando perros, y encuentro a Tino y Baldo en la suelta, totalmente reventados. Los descargo en la perrera y me bajo al veterinario.
Cuando llego a la clínica son las 21:30. La herida es delicada, pues ha afectado al ligamento rotuliano, por suerte sin llegar a partirlo. El veterinario me indica que cosiéndolo con cuidado, y si el perro guarda una buena temporada de reposo sin forzar el tendón, hay posibilidades de que quede bien. La operación, que cuesta casi dos horas, es minuciosa y de gran precisión, las suturas interiores delicadas y las exteriores fuertes, por ser una zona con mucha tensión muscular.
Me gibaría mucho que este perro quedase mermado de facultades, vista la progresión que lleva con diecisiete meses. Pero ahora solo queda cruzar los dedos y esperar acontecimientos.
A Txarpa y Tanque los encuentro gracias al localizador el martes por la noche, encima de la Virgen de la Peña de Aniés, en la otra cara de la sierra, después de dar unas cuantas vueltas y hacer alguna que otra comedia (se de uno al que el lunes por la noche le faltó el canto de un duro para tener que venirme a sacar de la pista de Fuenfría con el tractor).
Pues eso, un fin de semana para olvidar.
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