Baldo, que acaba de cumplir dos años, es el fruto de un "embarazo no deseado" (jajaja) de Lista (slovensky kopov), a la que pilló en un despiste el difunto Moro, mestizo de bruno de jura con griffón nivernés (probablemente el mejor, o el menos malo, de todos los perros que han pasado por mis manos hasta la fecha). O sea, puede decirse que el tal Baldo es un "mil leches" en toda regla.
El animal tiene su historia, porque la camada tuvo complicaciones. Fue el único que sobrevivió de los cuatro que nacieron. Este hecho, unido a que Moro murió justo una semana después de cubrir a su madre, desembocó en la decisión de quedármelo en vez de regalarlo, en la que influyeron especialmente los sentimientos, pues en otras circunstancias ni se me hubiera pasado por la cabeza (como algunos ya sabeis hace unos años tomé el camino de meter exclusivamente perros de pura raza).
El caso es que la decisión no pudo ser más acertada, porque hasta la fecha lleva una progresión bastante buena. Ha heredado la nariz y la tenacidad de su padre, la velocidad y la chispa de su madre, y la afición de ambos. Tengo muchas esperanzas depositadas en él. Como bien dices, esa voz, aunque fina, es muy resonante y se oye bien.
Y aparte es guapo y bien hecho, Fausto. Me gustan las características del cruce resultante. Saludos.
ResponderEliminarYa, pero recuerda que no es un cruce estudiado, sino fruto de la casualidad. Lo más probable es que si lo intentase repetir cinco veces más a lo mejor no volvería a conseguir el mismo resultado. Son los riesgos derivados de la variabilidad genética que trae consigo criar con mestizos.
ResponderEliminarSaludos.
Fausto.