Hacemos los Fils, con una niebla alta que no levantó hasta las postrimerías del resaque, y una helada de cuidado.
Cobramos tres jabalíes, los tres bien matados pues a todos llegaron perros, y se va uno herido con tres canes detrás que acabaron "en casa Dios" y se recogieron al día siguiente.
La anécdota del día la protagonizó el último jabalí cobrado, un gorrín de algo más de veinte kilos que, inspirado por el ambiente que le rodeaba, se empeñó en complicarnos su captura demostrando unas contrastadas dotes para el alpinismo.
Tras andar haciendo comedias (cuatro tiros y el cañón de la escopeta de Bolico reventado) durante una hora por el agreste terreno del "galocho de La Fortaleza", la Lista acabó sujetándolo de una oreja (8 kilos y medio de perra, yo no sé de dónde saca esa fuerza) y se lo matamos a cuchillo.
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