Este es el blog de un resacador cualquiera de un lugar cualquiera del Pirineo, dominado por dos obsesiones:
Jabalíes........ y sabuesos.

jueves, 20 de enero de 2011

EL CAJICAR (LOARRE) - 16/01/2011

Vista del Cajicar


Otra vista desde "Los Boquetes" (fotografía cedida por A. Sánchez)



Hoy hemos cazado el Cajicar, en el monte de Loarre, también con un tiempo espléndido.

Ha salido bastante jabalí (sirva como ejemplo que sólo por la espera del Pino Gorostidi han llegado a pasar en varias tandas doce, entre adultos y gorrines). Aunque la puntería, siguiendo la tónica de ayer, no ha ido demasiado sobrada, al final nos hacemos con ocho tocinos. Más que suficiente.

Los perros bastante bien, sobre todo teniendo en cuenta que cazaban por segundo día consecutivo tras el palizón de ayer en Escalete. Me quedo sorprendido con su derroche de fuerza y ganas, sencillamente no me lo esperaba. Se nota que la temporada ya va avanzada y están en plena forma con veinticinco cacerías a las espaldas. Todos los años igual, cuando más fuertes están y más disfrutas con ellos es cuando la caza toca a su fin.

Levanto una pequeña manada de tres o cuatro ejemplares en el primer tramo del resaque, y media hora después se matan dos machos en las posturas del Cubilar de Betés. Me indican por la emisora que al más grande han llegado seis canes ¿Qué habrán hecho los otros tres? Está visto que las cosas rara vez salen a la perfección.

Sobre este particular, no es la primera vez que alguno me pregunta por la razón de tanto interés en que todos los perros se vayan a una tras un rastro o una pieza, cuando de no hacerlo siempre tendría mayores posibilidades de sacar más jabalíes con los que se volviesen por ser menos seguidores, cazar más en corto o no acoplarse con el resto. Yo respondo siempre que entiendo la caza de rastro, y para mí así adquiere su pleno sentido, como caza de jauría. Y nunca puede haber jauría sin cohesión, aún a riesgo de que ello pueda resultar contraproducente en lo que a cantidad de capturas se refiere. Más vale un jabalí bien matado a los perros que cinco de cualquier manera.

Encima de la pista, a la altura de la Cerollera, levantan otra vez. Esta vez es un jabalí pequeño que fallan en el Pino Gorostidi, pasando seis perros tras él al otro lado de la sierra, hacia el Corral de Patriarca y Fuenlaberca. “Mal asunto – me digo – como a ese bicho le de por tirar hacia Rasal por el monte de Canela se me va amontonar el trabajo para recoger tanto perro”.

Al acabar el resaque recojo los otros tres sin problemas. Por contra, el radiolocalizador no da señal alguna de los que han traspuesto al otro lado.

Después de comer emprendo la búsqueda. Subo a Garcetena intentando captar alguna señal. Hacia la cara norte de la Sierra no pita ningún collar. Sin embargo sí la recibo en radiotracking de dos perros que parecen haber entrado otra vez en el resaque. Pienso que lo más lógico es que hayan regresado a la suelta, en el Campo Cambreta, así que hacia allí me dirijo.

A las 21:30 horas, cuando llego y bajo del coche lo primero que oigo es una ladra bastante fuerte a seiscientos y pico metros según el GPS. Identifico la señal de los tres anglos y la kopov. Vuelo por la pista acortando distancias hasta que me sitúo a 125 metros. Están debajo de la pista, a parado. Cojo el frontal y me voy derecho hacia ellos gritando y llamándoles. Consigo coger a dos. Los otros dos vuelven a lanzar el jabalí, pero enseguida se callan. Tras un pequeño paseo nocturno consigo atarlos y subo hacia la pista. Son las 22:30.

En medio de todo este lío, han pasado por el alto de la sierra los otros dos perros que faltan, con rastro. Consigo centrar su posición con el radiolocalizador, pero están en una zona complicada para llegar con el remolque, y más yendo solo y de noche. Es tarde, así que decido dejarlo por hoy. Descargar en la perrera, darles de comer, etc. Llego a casa a la una de la mañana, totalmente descojonado.

Al día siguiente, después de comer, recojo en cosa de una hora los dos que faltan. Pero no están en la zona donde recíbí señal anoche por última vez, sino a 3,600 km en línea recta, en Casablanca. Está visto que andan con ganas de hacer deporte.

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