Este es el blog de un resacador cualquiera de un lugar cualquiera del Pirineo, dominado por dos obsesiones:
Jabalíes........ y sabuesos.

martes, 11 de enero de 2011

LA SIERRA (SARSAMARCUELLO) - 08/01/2011


Tras el parón navideño, iniciamos de nuevo la actividad en la Peña del Sol dando “La Sierra”, resaque emblemático y con solera donde los haya en “Sarsa”, con independencia de que este año la cosa no vaya todo lo boyante que debiera en lo que a capturas se refiere.

Armando traviesas pueden entrar ochenta puestos. Hoy no es el caso, y nos “limitamos” a cerrarlo en debida forma con cuarenta y tantos(desconozco el número exacto, no me molesté en preguntarlo). Resacamos Pepe Bosque, Eloy, los hermanos Callén, Algairén, David “el Rubio”, Ginés y el que suscribe.

Las perspectivas no son malas del todo. Hay algo de jabalí, pero tampoco como para ponerse a tirar cohetes. En lo que a condiciones del rastro se refiere, el monte está fresco, si bien el día no acompaña lo debido. A las 9:00 la temperatura ronda ya los 10º y el viento sopla de bochorno. Afortunadamente, en el transcurso de la mañana cambia a cierzo.

Soltamos a las 11:15 horas. Yo lo hago en el lugar de costumbre, en la curva “de las losas”, antes de llegar al castillo de Marcuello. La suerte,por una afortunada coincidencia, me depara la oportunidad de intentar hacer bien las cosas y soltar sobre rastro (algo que el “modus operandi” típico del resaque, tal y como se practica por estas tierras, y la disciplina de cuadrilla no suelen permitir).

La cosa sale medio bien, y puedo disfrutar un “rapproché” de diez minutos escasos, corto pero intenso, con rapidez y sin dudas, culminando con el parado y posterior levante de un buen macho que sujeta Pedro Royo con un tiro muy largo, tras otros diez minutos de persecución a vivo tren.

La Lista, como casi siempre, en cabeza y llegando a la muerte la primera, y eso que, como pude advertir al acabar la cacería, le había tocado “pagar los platos rotos” del levante con una cuchillada en el esternón, afortunadamente superficial, que no llegó a penetrar en la caja torácica ni le afectó el pulmón. Ni que decir tiene que siguió cazando, que llegó a otra muerte y que participó en la persecución de un tercer jabalí que escapó tras ser fallado consecutivamente por dos puestos. Está claro que el coraje y la afición no son incompatibles con el pequeño tamaño.

Como digo, la cosa salió solo medio bien, pues del total de diez perros soltados hubo tres jóvenes que abandonaron la persecución y volvieron a mi encuentro. Perros, además, que apuntan buenas maneras, pero que lo mismo te dan una de cal que otra de arena. Nunca me han gustado (ni creo que a nadie) esos canes irregulares que un día lo bordan con una faena que te deja con la boca abierta, y otro día les pegarías un puntapié, por no decir otra cosa. Pero, bueno, tratándose de perros de primera temporada y a medio hacer, pienso que todavía puedo tener un poco de paciencia y continuar trabajando con ellos sin dejar de seguir atentamente su evolución. El tiempo lo dirá.

En la Fuente de Manolo, registrada a conciencia, no hay ni rabo. Sin embargo, por arriba, hacia el Corral de Pablo, los perros del Rubio van bastante alegres con rastro de la noche. Seguro que están en el Paco de La Fabosa.

Y, en efecto, nada más vencer la umbría levantan, iniciando una persecución que atraviesa la ladera arrastrando tras de sí a la práctica totalidad de perros del resto de resacadores que llevábamos la misma mano. Resultado: la ladra atronadora de una treintena larga de canes que acabó, tras aproximadamente veinte minutos, con la muerte de otro  macho a cargo de Gil en el pie de Peña Petral.

He de reconocer que aunque disfrutamos a base de bien (yo al menos), el lance en cuestión trastocó bastante la estrategia del resaque al dejarnos a todos sin perros, habiendo como había signos evidentes de la presencia de más jabalíes en el Paco de la Fabosa y el Forno Cuquer. Tocaba por tanto tirar de cuerno, llamar y esperar a que volvieran canes para registrar la zona nuevamente.

Poco a poco fuimos recuperando perros, lo que nos permitió levantar un par de jabalíes más. Uno por dos canes del que suscribe (en esta ocasión, el primero en dar la voz fue uno de los jóvenes que me la jugaron por la mañana), que traspuso al otro lado del paco, ignorándose su paradero final. Y otro que, tras media hora de vueltas y acoso por doce o catorce perros de propiedad diversa (los había de todo el mundo) fue fallado en Peña Gabardosa por Callau, y posteriormente por un invitado de Callén en la senda vieja, que al menos supo parar a aquellos evitando que sobrepasasen la armada y se perdiesen. Así se hace.

En el otro sector del resaque, Pepe, Eloy y los Callén no sacaron nada hasta llegar al carrascal de Malpaso, donde movieron una manada de entre cinco y seis ejemplares, sujetando sendos jabalíes Bosque padre y Rodríguez, y yéndoseles a los Velasco una hembra grande con una pata rota, y tras ella las dos pequeñas jadg terrier de Pierre Nipou (“las peguitass”, como él dice). Acabaron parándola muy cerca de la caseta del vecino coto de Casablanca, donde entonces estaba comiendo la cuadrilla, tardando muy poco  algunos de sus miembros en abandonar momentáneamente el plato y empuñar el arma para cobrarla. Hubo que coser a las dos perras, que llevaban unos mordiscos de consideración. Otro ejemplo más de que el valor y la afición a veces no guardan relación con el tamaño.

Tras mirar Peña Gabardosa sin cortar rastro ni levantar pieza, concluimos el resaque llegando al pie de Peña Petral sobre las 16:00.

Cargados los remolques, volvimos a Sarsa para reponer fuerzas con el “comidón” que nos endosó Carmen. Después, tras curar a la Lista, a recuperar los perros que faltaban. Encuentro al Gastón de Ginés y mi nivernesa. A las 21:30 me vuelvo para casa, porque  Tino y Baldo andaban aún liados con un jabalí por el carrascal de Canela (qué gusto, y a la vez qué rabia, da oir cazar a los perros de noche), a 1,2 km. según el GPS, alejándose hasta que se metieron en el "territorio comanche" de Panzola y perdí señal. Los cogí el domingo a las nueve de la mañana en el pinar de Fontellas, cuando volvían en dirección a la suelta.



Dos vistas de la cara Norte del resaque


Recogiendo en el pie de Peña Petral 


Según van llegando, se van atando


Ginés y el Palomo ¡Menuda pareja!


Resultado final, cuatro jabalíes. A más de uno le podrá parecer corto para lo que siempre se espera de La Sierra, pero yo pasé el día a gusto en el monte y disfruté buenos momentos con el trabajo de los perros, lo cual para mí es más que suficiente.

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